El despertador suena y de esta manera nos damos cuenta que Inicia un nuevo día, estamos listos para comenzar con nuestra rutina, nos bañamos, desayunamos, una taza de café y estamos listos para iniciar las tareas del día. Algunos van a sus trabajos en bus, otros van en carro a su negocio, otros se quedan trabajando en casa y algunos salen a buscar un trabajo. Durante todo el día tomamos miles de decisiones, tanto laborales como personales, algunas las analizamos mucho, pero otras son tomadas al calor del momento o simplemente siguiendo nuestros deseos, esperando siempre haber elegido correctamente.

Todos conocemos y hemos vivido lo que se conoce como la Ley de la causa y efecto, que básicamente nos dice que: toda acción que realicemos va a tener un efecto o consecuencia. Sin embargo no siempre estamos conscientes del impacto de nuestras acciones, especialmente en el ámbito financiero, tenemos que iniciar por tomar conciencia de la gran cantidad de decisiones y acciones diarias que tienen repercusiones en nuestras finanzas.

Definitivamente no es lo mismo a nivel financiero, desayunar todos los días en casa, que pasar de camino al trabajo comprando desayuno, tampoco es lo mismo, transportarnos en bicicleta o en un automóvil del año, y podemos seguir escribiendo muchos ejemplos de cosas que hacemos todos los días incluso en piloto automático, sin pensarlas, que pueden estar afectando nuestras finanzas personales.

 

Antes de adentrarnos en las consecuencias de nuestras decisiones creo que deberíamos preguntarnos: ¿Estas decisiones realmente son nuestras? o ¿Estamos siguiendo lo que nos dice la sociedad que deberíamos hacer para ser felices?. La industria del consumo invierte millones de dólares, buscando influir en todas tus decisiones, llevándote a realizar acciones que solo les benefician a ellos, por eso quiero invitarte a que, antes de realizar cualquier decisión, te cuestiones si: ¿esto es realmente lo que tu quieres hacer? y luego actúa en consecuencia con tus deseos reales, no los impuestos por alguien más.

 

Una vez que ya estamos claros que las decisiones son realmente nuestras, y antes de convertirlas en acciones, debemos valorar el impacto económico que estas decisiones van a tener en nuestra vida, evaluando las posibles consecuencias. Hace unos años antes de entender todas estas cosas, yo estaba deseando cambiar mi carro, por uno más adecuado para pasear por todo el país, en la emoción de todo el trámite termine comprando un carro de agencia y me endeudé más de lo que tenía pensado, pero, al final qué importaba si el carro estaba muy lindo, pues resulta que, por no medir bien las repercusiones económicas de mis decisiones, al final todo mi dinero se me iba en pagar: la mensualidad, el seguro, los mantenimientos y no me quedaba dinero para poder pasear. En esta historia las consecuencias a pesar de no ser agradables no eran tan críticas, pero en muchas ocasiones nos podemos meter en problemas serios solo por no tomar unos minutos para considerar qué consecuencias o efectos van a tener mis decisiones y acciones de hoy.

 

Así como podemos evaluar las posibles consecuencias de nuestras acciones, podemos usar el proceso inverso, para retomar el control de nuestra vida y llevarnos a donde realmente queremos estar. Esto lo podemos lograr invirtiendo el orden de pensamiento, normalmente tomamos una decisión, y pensamos cuál puede ser la consecuencia, pero, también podemos pensar primero en cuál es la consecuencia que deseamos tener, y luego plantearnos qué acciones debemos ejecutar para que eso que queremos se haga realidad.

Por ejemplo, si lo que queremos como resultado es un ascenso en nuestro lugar de trabajo, es muy probable que las acciones que yo tenga que tomar sean: esforzarme más que los demás, capacitarme y adquirir nuevas habilidades y herramientas que me ayuden a dar más en mi empresa. Pensar de esta manera nos permite crear un plan de acción, en lugar de simplemente hacer todos los días lo mismo, y luego preguntarnos por qué nunca me promueven.

 

La Ley de causa y efecto siempre va a funcionar estemos o no conscientes de su existencia, así que ¿por qué mejor no aprender de ella y usarla a nuestro favor? Las asesorías en finanzas, son una herramienta que te puede ayudar a retomar el control de tu vida, guiándote en el camino de dominar la Ley de causa y efecto en el ámbito financiero. ¡Escríbeme estaré muy feliz de acompañarte en este viaje!.